Ese proceso consiste en volar hacia lo alto de una montaña y refugiarse en un nido, próximo a una pared donde no necesite volar. Entonces, apenas encuentra ese lugar, el águila comienza a golpear con su pico la pared, hasta conseguir arrancárselo. Apenas lo arranca, debe esperar a que nazca el nuevo pico con el cual después, va a arrancar sus viejas uñas. Cuando las nuevas uñas comienzan a nacer, prosigue arrancando sus viejas plumas. Y después de cinco meses, sale victoriosa para su famoso vuelo de renovación, y entonces dispone… de 30 años más.
Reflexión:
Todos en algún instante de nuestra vida nos hayamos en la situación del águila. Momentos difíciles nos sacuden y nuestra actitud es determinante para sobreponernos y seguir adelante. Como el águila puedes decidir entre abandonarte a las circunstancias de la vida, navegando a la deriva hasta chocar con las rocas, o bien, pagar el precio de afrontar momentos de incertidumbre y cambio, para reinventarte y ser más de lo que jamás imaginaste ser.
GRACIELA BRUZAUD
CONSULTORA PSICOLOGICA / DECODIFICADORA BIOEMOCIONAL / PSICONUMEROLOGA
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